El secreto de los exámenes de Cambridge, al descubierto

22 Abril, 2015

Para la mayor parte de estudiantes del mundo, un examen podría compararse fácilmente con una sesión de latigazos en la espalda, beber cicuta o realizar una visita al cadalso. Pero entre los responsables de Cambridge ESOL, la institución dedicada a otorgar los certificados de inglés más importantes del mundo, gusta comparar sus exámenes con un buen vino de reserva. Pocos se atreverían a comparar un símbolo hedonista como dicha bebida alcohólica con una de las situaciones vitales más estresantes de la vida de todo estudiante, pero Stuart Park, antiguo director del centro de Cambridge ESOL de Valladolid –uno de los trece que gozan del reconocimiento en nuestro país–, se atreve a establecer dicha relación durante una cena en la ciudad de Cambridge. Park se regocija en recordar que el proceso de creación de los exámenes es lento, minucioso y elaborado, el producto de años de investigación, ensayo y error, con el objetivo claro que todos los responsables de la institución se apresuran a recordar cada vez que tienen ocasión: que sea cual sea la nota que obtenga el candidato, puede estar seguro al cien por cien de que ha sido un reflejo exacto de su esfuerzo y preparación y no producto de la casualidad.

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